Que salga el sol

Que salga el sol
Que salga el sol,
que despierte inmaculado
en la brisa del perfume que sucumben
las energías del viento,
hijo de la piel,
fluye en las transparencias de tus manos de cristal,
transparente brillante transeúnte agua,
giros de un río que nace desde tu cuerpo.

Que salga el sol ya,
amanecido de retazos piqueteros
y gomas quemadas en el seno del puño,
que de comer extasiado
de rodillas el fin de la noche,
noctambula luna rea sin césped,
abolición del rocío para respirar calor.

Inunda tus ojos
en las mañanas de Rosario,
sol de mándalas,
sol terciopelo de telarañas,
desazón alba de ventanas,
bruma naranja de las terrazas,
sal y dame burbujas bullentes de cartón,
sal y desnuda al barrio en su mejor film,
en su mejor piel.

Sigue el camino de las hojas
que respiran tus raíces.
Que salga el sol,
para aprender en sus acordes de luz,
la dieta,
el instinto destino de viajar.



La Poderosa

La Poderosa
La Poderosa
se moja de exposición
ante los barriletes de piel encerada,
el barrio Las Flores abre sus persianas,
sus calles de colchón verde,
arrullo sin registro aduanero
las hileras de calles eléctricas,
el tiempo oriundo hacia una luna azul,
su boca oceánica de brasas hacia el sur,
mientras la poderosa va,
desfilan sus ruedas de voltaje,
de selva roja de caucho,
mientras los vecinos entran en trance,
pueriles ojos de agua,
de pelopincho penetrante,
zamba de sonámbulos,
deja entrar por la puerta el fuego amarillo,
remolino del sol hacia una tarde precoz de primavera.

El cielo es una autopista de nubes,
voy al palo, al taco,
en La Poderosa,
a la dirección equilibrista vaivén,
hacia el kiosco a buscar un porron.


Argentinazo

Argentinazo
"Yo en patas y hambreado soy la violencia y ellos armados hablan de paz" Rafael Amor.
Argentinazo,
poema necesario y no utópico,
retazo de sol,
fiebre popular,
humo acercándose a la sangre,
saqueo hambriento a la radiación mediática del clientelismo,
grito a puño cerrado mulato, campesino, obrero,
abolición de las aduanas feroces de la pobreza,
techo con tapial colectivo,
barricadas impenetrables
que refrescan nuestras caras,
brasas de diciembre
que florecen de rebelión magna,
las gomas quemadas en un cielo de nubes negras,
nubes piqueteras,
para que cada luna tenga una hoja en su raíz.


Volar

Cuando creía que el mundo
se resumía en el cierre de tu jean,
un hondazo me bajo el barrilete
y quebró a quemarropa todos mis espejos,
el final tormenta,
el divorcio de nuestra piel,
de todos los escotes
y de las sabanas.

Cuando tus ojos aprendan a convertirse
en la selva de papel
que mi cielo tanto busca a escribir,
voy a dejar de echarle cubeteras a mi infierno
solo para recordarte.

Tanto río para avanzar,
y el clítoris del desierto lleno de alquitrán,
¿decime princesita si aprendimos a volar?

Solo se que en la vida hay un amor que cuesta la vida,
y es aprender a volar.

Ya es hora.

Tafiroles para el corazon

"Agua del rió viejo, llevate pronto este canto lejos que está aclarando y vamos pescando para vivir."
Jorge Fandermole.


Enero me está dejando huérfano

y tus valijas de macramé

se llevan de mi

el carnet para entrar

al mundo que escondes detrás de tus ojos

y el verano.


Te fuiste.

Llore

Meo tinta

Meo tinta
"Si las puertas de la percepción se depuraran, todo se mostraría al hombre tal cual es: infinito." William Blake

Voy a escribir en forma de guiso,

en

forma

de

piñata,

revueltas y libres las palabras,

acartonadas y meadas de ansiedad;

perreando tinta,

sin carpa,

ladrando en cualquier bailanta;

chorreando de albahaca,

de lluvias, de fiebres,

de molotov en los bolsillos,

de dolores de panza,

de discos de los Redonditos,

de mediodías en tus labios;

palabras alzadas,

con onomatopeyas

y epilepsias cabronas,

con silencios y corsos en la calle,

con acento de noche

y proverbios de siesta,

llenas de sudor, fuerza y amor,

scaneadas en la vianditas del aire,

tan aire,

tan sueltas,

tan Sprite zero,

pero libres,

siempre libres,

globalización del que se te cante,

Mercosur

del

impulso,

Menthoplus de los limados,

etcétera amiguillo.

Sin – estructura, capish?

interprétalo y seguile la mecha, el mambo

como pinte la caripela.

¿Quién me lo va a impedir,

la RAE, la CIA, Noam Chomsky, Nilda Garre?

A Liset por...

Por ser una siesta pilla

en el verano de mi alma,

un piropo nauseabundo que me twittea

de electricidad la palabra desvelo,

en el limbo barrilete que bombea

mi corazón de tetrabrick;

por ser verso en un mundo de lluvia,

por hippie, muy jipona,

por tu pseudo slogan vegetariano,

por rehenes del sexo,

por tus orgasmos color te y macramé,

porque te reis de mis penas por Central,

por tu hermana y su simpatía occidental,

por tu flequillo rollinga

que no deja de latir en el punto G

de mi talón de Aquiles;

por el vino que me debes,

porque no te gustan el fernet ni los Doors,

por ser la mitad del cielo

y un acento de caricias,

por tu vieja,

que no me conoce,

pero sé que me quiere,

me lo dijiste una vez,

por el Paraná de tus dudas,

por tu zumuva de cuelgues,

por cada vez que entro a tu pieza,

y me recibe una ranchada de bombachas por doquier,

como si fuese una selva de depósito de archivos

de un ejército de vedettes,

por María,

que es managger y testaferro

de este holocausto,

por tus ruidosos silencios

que oscilan un Old Trafford de ¡te quieros!;

por ser un cigarrillo de nubes,

por no ser paréntesis para mis abrazos,

por tus manos de patchulli y pan,

que desnudan el Olimpo de mi tranquilidad,

me ascienden a Primera,

por los boletos en el Tatá

que acumulamos desde nuestros veladores,

por tanto reloj juntos,

por Callejeros,

porque nos da paja

levantarnos al mundo los domingos,

por tu flash de miedos con granizado,

porque si te hablo de Rimbaud,

es como hablarte en ruso,

porque sos muy Maga,

y yo muy Horacio,

por la fucking monogamia,

por ser sobria,

por ser vino,

por ser china,

por ser un cogollito de flores,

una primavera de eclipses de roces,

por ser belleza de clase media,

por ser Penélope,

por ser Andrómaca,

muñequita epíteto de la opo,

por ser poema,

por tus risos de azúcar,

que se baten por inercia

y desfilan nocturnos y anarcas

en cada resto de flor,

por cada esquina de tu cuerpo bronceado en miel,

por mi certificado religioso militante

de tus piernas de sahumerios y brisas de fuego;

y será que no creo en dios,

pero lo encuentro en tu mirada.

Diagnostico

Diagnostico
tengo como 60 mil de fiebre
y en la garganta una bolsa de porlan
que raspa a garrapiñada,
ponele que algo parecido al ardor
de una ñapì del Maravilla Martínez,
algo así,
como un dios con resaca,
de prepo el bocho crucificado
en un zamba vomitado de mareos,
totalmente en offside las ideas,
labios ácidos como un limón,
dientes de monoblock,
si, exactamente,
por ahí viene la receta de los ñoquis,
en una caripela de vegetariano terrible.

Aspecto fisura y en coma cuatro,
Un verso que se llueve
Como un nene que no llego al baño.

Nosotro

Nosotro
Nosotros somos esos,
los que tienen panza de colchoneta,
amantes oriundos morbosos
de los carritos de La Costanera,
los que el sindicato les prohíbe hacer deporte,
a lo sumo con la play,
correr: pecado capital,
culturización combativa del embutido,
dieta a base de porrón,
cuerpos vagos,
linyeras del abandono,
militantes del choripan,
zanpan corte lavarropas,
zanpan piel cruza flan,
cruza el Diego en Cuba,
déspotas y rebeldes al gimnasio,
tobogán de rollitos como paisaje.

A Liset Chamot que baila como Nelson

Tu boca de vodka
busca escondite revisando el cielo de fuego
que se esconde piel vidrio,
en el ocaso nocturno del velador,
busca una estadía de labio en brasa,
en mi cuello de papel.

Tus ojos azarosos de selva desnuda,
arden - se encuentran - se aterciopelan -
se distancian - se acercan - se reintegran -
se funden en el orgasmo del mar,
buceo
hiperactivo
de
la pachorra
en nuestros parpados
de almohadas con luz de café sonámbulo.

Se pasea la luna provolone
en terrazas de arena.

Quietita y de cayetano
la noche se va a dormir Ad Honórem.

Tus piernas de yerba
son turistas de jabón,
encuadro obse del Paraná,
en mis sabanas de agua,
tu biblioteca de escabios,
vino
con
coca,
tu meditación de verborragias,
tu pelo de mándalas,
tu canopla,
tu cintura color maoista,
tu sonrisa de murga sin lagañas,
tus primaveras,
tus pañuelos tristes,
¡mujercita zarpada de hermosa!
se deslizan sóbrias de tiempo
en un rió de aire.

La tempestad del roce
se hace verano.
El olfato se escurre de cigarrillo.
El silencio dispara su poema.

Nuestros sueños aeroventilados
en la misma resaca azul,
en el mismo planeta,
el
mismo
gol
a los
ingleses,
en el mismo corte de ruta,
piquetera libre del oleaje corrugado,
mismo suspiro de miradas,
mismo - cuento,
mismo - verso,
misma - servilleta,
mismo vicio de querer transformar
el hades en oficio neandertal,
vos y yo,
mezclados como plastilina,
aprendimos a respirar
en este circo de vientos atados.

Quemar

A Rulo

Llueve una tarde de zamba oceánica
en el entrepiso de nuestras suelas
que van oriundas por el sol,
pueriles equilibrando nuestro Haiku
en las orillas del balneario.
Futuro hasta aquí clandestino de
bossa and Spinettalandia.

¿Quién robara la tierra recorrida
en los arrabales del fuego?

Un verso de papeliyo desvelado,
todo un parque de silencio
se rinde ante nuestro mundo de siesta
en cogollos de candombes verdes,
como el cielo del pasto que acolchona
segunderos muertos
bajo el rubor de una seca.

Saxo de pipa pua pi pa rri papelón,
ojos maquillados de fisura
y un millón y medio de versos
en el epicentro piojoso de
reglas que mueren en el muro de Berlín.
Zapateo zapatista a la RAE.






La Freedy Krueger para cualquier deportista

La Freedy Krueger para cualquier deportista
A Chod Rayen

Vos deberías ser la Freddy Krueger

para cualquier deportista,

la vida de los sin vida,

amiga de la modorra,

vecina del desgaste,

antipática con los profesores de gimnasia,

carente de polenta,

vida de murciélago doble turno,

joyita de la pachorra,

nena malcriada que no necesita laburar,

astronauta,

asistente de la torta frita,

sumisa al descanso,

las patas se te van a hinchar

de tanto no usarlos,

barrabrava de los puff,

el supermercadito chino

es tu retorica de corcho,

caravanera wifi,

gambas de flan y tetrabrick,

publicitaria de la flojera,

sos hippie, muy rola,

muy un faso en el baño de la secundaria,

charlatana,

linyera de banquito,

socia de Merchandaising baratos,

de telas sin ojos,

y croquis que nunca se terminaron.

Frenesí bullente de fernet en nuestras sabanas

Frenesí bullente de fernet en nuestras sabanas
Porque yo se que ahora
cuando mi dedo sea el desierto
que seque tus lagrimas de invierno,
vas a volver en subte de esos mambos
que dejan calvo a cualquier árbol de su hojal,
que violan impune todo tu ímpetu pacifista,
los absorbe como el viento
a los veranieros de un atardecer sin colores,
te deja de garpe y desconectada,
te deja glaciar,
a punto carahielo como
a los serenos de plaza Pringless,
que andan hurgando somnolientos de vacío,
de noche y hambre
en la negra cara de un vino desafinado
y peatones que rasquetean la realidad,
tour nocturno occidental rosarino.

Te vuelvo a empapelar,
te vuelvo a florecer de sol y arrabal,
te vuelvo a dejar húmeda
con alguna publicación orgásmica
en el muro de tu carne,
te vuelvo a volverme envuelto
en nuestro envoltorio de volvernos miopes,
ciegos de fijación y cansancio eléctrico,
cansancio de hábiles,
de pachorrientos,
de 82% móviles,
de maratonistas del tiempo plastilina,
te vuelvo abrazar para bajarte de la inflación,
del dólar,
de la crisis,
de la impaciencia,
de los cacerolazos en tus parlantes,
de las cosquillas de un desconocido,
del stress a fondo blanco que se escabia en tu mate,
del saqueo megaminero a tu sonrisa de capullito cappuccino
que siempre amagas tatuármelos en la espalda,
yo voy a dejar que el mar
se agite en tu clítoris de rumba light,
en el ocaso de tu folclore mulata,
en tu acorde de belleza y mujer,
para hordar con todos los ventiladores
que pretenden paro sindicalista,
nuestro gremio de hormonas nos explota a garrapiñada,
nuestro pequeñoburgués interior
nos reclama como propiedad privada,
como frenesí bullente de fernet
en nuestras sabanas,
tu mundo es un candombe en erupción,
mi mundo es un velador en dictaduras de soledad,
dame la mano
que vamos a cruzar de planeta,
de cuartos y aduanas,
al peaje que lo pague
el omnipotente destino.

Solo nos queda
bombardearnos de besos y manotazos,
tal vez si seguimos jugando así con el encendor
la molotov estalle desde nuestro aliento,
desde nuestra caricia que juega
a recorrerse sin cruzarse,
sin respetar semáforos,
ni autopistas traspiradas
de tantas infracciones.

El vino siempre supe
que era la dieta para ponerte guarrillera
y que las contradicciones se vallan
al séptimo purgatorio del Dante,
nos rozamos fulero como un verso de ruido
que se escapa del microcentro,
de Girondo y sus espantapájaros,
haiku de morbosos,
un cliché de brasas en auge,
un insulto en japonés,
una secuencia esquizofrénica de gritos
en el piso a lo Morrison,
un gemido que se haga onomatopeya de caramelo
sobre tu piel de detergente,
las puertas de la percepción
encandiladas por tu corpiño,
las luces que se escapan del filamento
y vos que te escapas de la ropa,
tu remerita de la salada santafesina,
tu bombachita inquieta recorre la pieza,
mi bóxer se queda en tu boca de gelatina,
tus labios me desnudan a hervir la pava,
me tomo el 146 hacia tus ojos,
tal vez haya una comuna de cartoneros
encendiendo fuego en un tachito de basura,
tal vez era el espejo de mis pupilas haciendo mecha
tratando de calentarnos el alma
en un colchón de madera,
en una sombra umbilical de calor.
Y es así que cuando puerteo tu mirada
nos acoge la zumba de volver a parir,
de nacer en posición misionero,
en posición fetal.
de adelante,
de atrás,
de izquierda,
siempre de izquierda hacia abajo,
hacia arriba,
hacia el costado,
hacia el cuadro del che,
hacia las mándalas de tormenta
que dibujan nuestros cabellos por inercia,
por hambre,
por pasión,
por oración que sintácticamente
va interpretando nuestros sueños
uniéndolos en un mismo continente,
en un mismo epíteto de ranchos,
en un mismo universo,
en una misma mano.

Piquetero con veinte poemas de amor y una lucha desesperada

Piquetero con veinte poemas de amor y una lucha desesperada
El sol,
un poema olvidado.

Las nubes,
una canilla de piel
clausurada por inflación de goteras.

La arena,
vertiente placard
de nuestro rostro mate cocido.

Ofelia,
hoy tengo algo más
que escribirte para tu agrado,
hoy tengo las grietas
de mi raza bronceadas hasta el tanque.

Hoy se acabo
la maratón de recreos postergados,
la siesta globalifóbica de cabellos de fuego.

El rio que nos ve crecer desde arriba,
será la olla antisistema del menú,
cada tallo de agua
uterina crónica de mano obrera,
cada capullo mulato.

Hoy brota
el flujo del hartazgo
porque hoy es hoy,
y no hay verano sin lucha,
ni ocaso sin sal,
benevolente telonero sin techo.

Cascaras de la raza divulga la sabia,
Las hojas ahora son piel del inca
Que sutilmente respiran su eternidad,
Y no dejan caustico de boxearle
Al acero de viento Europeo.

Piquetero amigobvio
de los colores de tu tierra,
piquetero con veinte poemas de amor
y una lucha desesperada.

Poema de cordón de piernas

El silencio
con impronta de una gambeta
del poliyita Da Silva,
en el arco somier de tu piel mantecol,
la luna arrugada de pubertad y aposento,
ritual alpinista de olas Termidor.
Las sabanas bucea un terremoto acuatibogan,
humeante de besos en el modular,
en la heladerita oxidada de brillo
donde guardas tu alma en alguna cubetera,
Garaje fronterizo de tu boca.

Nos acercamos,
nos dejamos envolver a caída libre,
por un abrazo de clavado en trampolín,
postbesometro on fire,
zumbido elástico a entrecruzarnos,
en el mismo aliento,
desierto dulce,
se enredan nuestros pies,
nuestras bocas,
nuestros veladores.

Nos desnudamos
de cualquier perchero de timidez,
para conocernos mejor.
Las zapa de lona,
la remera de Dylan,
tu musculosa,
el jean,
colgados en el piso,
una pirámide de ropa
amontonando tiempo.
Tiempo muerto.
Tiempo rabioso.
Tiempo de vino afrodisiaco.
Tiempo sin hora de tiempo.

Entonces es así,
que tu boca y mi boca,
se extorsionan de dependencia,
de roze, de hambre osobuco,
de canibalismo mutuo de labios,
de instinto gelatina.
Amapola de dedos inquietos,
transpirados de deseo,
sedientos de saliva,
marcando la ruta muscular,
frenesí revoltoso de Dionisio,
hacia la rebelión voluptuosa de seda,
hacia la fresa cauta de Afrodita,
primer y segundo tiempo
con adicional de mis labios en tus piernas,
tus senos de ocaso pálido y de cristal,
piel de vidrio, piel de hades,
piel de bostezo y amanecer,
camino transparente de poros etílicos,
piel de brasa, piel mulata,
piel de mujer y noche,
piel piquetera,
piel de revancha,
piel de empate,
piel vecina,
piel te con leche,
piel ojos fuego de espejismo.





Latinoamerica underground

Latinoamerica underground
Cry number system es tu mambo,
adoquines garota for the Rambo,
american smoking bananas,
loco licenced fernet anti aduanas.

It´s rain en tu rancho,
naranjita pa escabiar,
callecitas de espejito,
luna de Habana,
cuando lleves is bandera
en la clandestinidad apple,
descabellada people,
again sol de marihuana.

Brillo trompestéreo sin un mango,
be for vocé alto mambo,
Babylon Russian de los vagos,
capitalist voyeur the elefantes,
oeste after.

Negro palido.
Sierras de pipas bullentes,
marineros peppers,
vanguardia de pera.

Y los besitos
detrás de la sequia.

Viajelogia

Viajelogia
La frontera izquierda
del mechero zumbacaracù,
proyecta desde el balcón de un zapato,
un film de periódicos latinoamericanos
a technicolor,
inorgánicamente teje sombras de agua,
en el piso cuarenta de una bombucha.

Abre su telón,
pedestal fluorecente,
guion tuquero de la improvisación casual,
letargo de líneas,
techo de jardín rayado,
labio de gelatina
que se humedece pórfido y porfiado
en un peaje astropupilartico
de un miope dibujado
a orillas del tacto de tu mano.

Universo inconcluso de ruines
con ruinas factor rímel.
Teatro melodramamorfico en estéreo,
aplausos en sandalias de nylon.

Apéndice preliminar para abrir una puerta.
La luz entra.
Epíteto de yogurt
vacila los pasos ajenos
a vociferas del terraplén.

Muchedumbres de trompetas etéreas,
ambiguan el soliloquio peripalilegafonico
de ondas ilegales,
puerperio crónico,
violáceos borravino de senos
con color a ombligos,
a siesta malhumorada,
espasmoterapia benevolente
del cosmoespacio latente,
que cuelga en la sombrilla
cierres abiertos que olvida tu jean,
efímera fiebre en off-side,
que respira el tallo inicial,
dejavu de persianas
con prologo de amanecer,
idéntica parodia griega
de comernos la vida
por la gloria de mañana.









Puerta brick 14/7

Puerta brick 14/7
Salvaje es la puerta
que habita este pétalo rociado de realidad.
Solo está en el índice de tu dedo,
traspirado libertinaje azul,
arde pórfido telón final opaco,
seguiré el olor a sexo,
raíz de tu cabello amarillo submarine.

Es poder.
Soy poder.
Ahora estoy en un recreo
cubierto de verde nogal,
vegetal que me inclina
en un puente tan grato
y todo empieza a girar en cada tallo,
si, la guerra se hace más clara,
nos induce el superastro rose de piel a piel,
perfume de chaman,
elévanos a tu sangre de colillas libres,
paseo en rio.
Mi rio.

Puerta abierta.
Luz fosforescente como el agua,
paraíso.
Si jardín escrupuloso
de césped gruyer claro.
Isla frondosa.

Arraigo
los ojos cáliz de la serpiente.
Bellos púbicos de mujeres encendiendo
cada poro de mi falo.
Ella baila de fuego
en este anillo hambriento,
ella baila de fuego.

Todo lo que gira
es belleza de su movimiento perenne
fértil como cada flor .

Caminábamos
como labios de amantes hacia la puerta.
Nos balanceábamos acuáticos
y desnudos en cada cigarrillo,
me besabas sol,
purgatorios que tus brazos acariciaron
en mi almohada de brisa.
Abrí cada resto.

La noche nos alejara del piso.

Rayo la papa

Rayo la papa,
oh! pitu,
oh! de los oh!,
en el vaivén reciproco
divergente detergente,
sobre soliloquios de un mítico,
quizás quiasmo,
espasmo de vereda Mendocina,
asma del viento,
rayo la papa,
y pa` colmo no hay mà camote.

Mejor, otro día hablamos

El cuarto esta empapelado de sabanas,
sobre un cielo de techo diptongo,
prendido a un tejido de alambres
con pupilas de espiral,
se mea encima el pasillo que da a Brandsen,
nos manda una solicitud de amistad,
respira pasos ajenos
y se entrecruza de enredos
por su nariz color madera,
esperando ser
Live in Strockling en HD,
Jazz barrial,
macetas húmedas,
la gata de Diego “afro”,
trompetas y un otoño marrón virulana,
que despinta la puerta.

El 53 nos devolvió de Flores a La Boca,
nuestro corcel de arrabal,
boleto expirado en Parque Lezama.
La Boca siempre me pareció
nubes de soga con ropa tendida,
un verano de murales,
una frase de Gardel;
Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo

platearon mi sie
n,

cordón umbilical del Riachuelo,
bandoneón arrabalero de Sosa,
una siesta de murgas por Irala,
souvenier quinceañero de Quinquela Martin,
un verso de Arlt,
y un turno gratis con Alfredo Palacios.

Caminamos al revés del frio
que sacuden las casitas de Caminito,
pura patafisica y cigarrillo,
abrazo tus bucles color fernet
para no tener más friobtinencia,
ondulación impúdica del color de mis ojos,
me tomas de la mano para sentirte más segura,
ahora pasamos a ser un verso siamés,
parpadeando cama y silencio.
Te revuelvo el pelo para avivarte,
y me decís que
nunca llegaste hasta Brandsen,
tu limite fue siempre San Telmo,
un espejo sobre la vereda
en horarios de protección al menor,
Rivadavia y su hondo corazón de roli sec,
un bombardeo de “me gusta”,
besos por USB,
y un bronceado liviano de quietud,
que justamente
no es una buena conjugación multifrutal,
sin olvidar los viajes en tren a Flores.

Cordilleras de piel,
a contraluz de un epíteto
con caricias subliminar,
fuiste un gran prologo,
lo sabes,
muchacha ojos de papel,
una autopista
que muere en acceso Oeste
quiasmo perfectamente perfectible
al molde perfecto de tus piernas,
parábola de Gandhi
en su manifiesto zapping de paz y adulterio,
cuarenta y tres tomos de cenicero audiomuscular,
humo de besos,
desdén onomatopeya
de murmuro astronupcial,
hielo rojo,
violáceo borravino,
naranja pupila,
nuestras miradas son todo un archivo
bien guardado
de un Woodstock impermeable
al tarifazo del viento,
cofradía solemne a la intemperie
de una pileta locus amoenus,
arquitectónica hippista
a flor de saliva.

Oh! Piba,
que va a decir tu vieja,
si viera como te agarraba de la cintura
en el reci de Cielo,
¿te acordas?
las paredes traspiraban
como un hormiguero de subsuelo,
y nuestros labios salpicaban rocanrol,
qué locura si se entera tu vieja,
si se enterara como nos festejaban
en medio del pogo,
y como nuestras lenguas
recorrían el color de los trapos
a la intemperie de dos zapatillas de lona
que se unen,
se promulgan paz,
y se van por ruta ocho.


Conferencia sobre el bidet

Conferencia sobre el bidet
Tengo ganas de esto,
de dejar fosforecer el eco
de una habitación llena de nada,
que respira infecciosamente la necesidad
de rascarme,
si, qué si no escribo,
te juro,
se me viene un invierno de cubitos
en la garganta,
es simplemente el complejo de autocalor,
simplificando la nada
a un equivalente de nada,
por necesidad de dibujar palabras,
y que la tinta recorra cada resto,
pedacito de piel rayada,
a todo esto,
deben murmurar las treinta y seis
de la mañana,
con algunos minutos mas
que se le escapan
a los jerárquicos elites puntualistas,
por un suspiro hondo como el Riachuelo,
toda una vida de tiempo,
cabe en este segundo de fricción
parido al revés,
como un Tai Chi Chuan
con los pies en la nuca,
y los dedos sobre un menique
de espalda color yugular,
acaramelado por pelusas
y palitos de helado.
Resbala hasta el cansancio
la necesidad de acostarse
bajo botellas de almohadas,
tan verdes como un garabato de bicicletas
con ruedas de morrales,
o apoliyarme bajo un sol Maya,
sobre un peluson of Milk,
en algún estribillo Savignon,
por los rincones ocultos de
la resaca de un atardecer,
o simplemente unificar todas las especias
que hay debajo de tu cintura Maoísta,
y doblar como un cascote del Argentinazo,
por la terminación pendiente de la autopista
que deslizan tus piernas aroma sed,
todo un talón de Aquiles,
publicidad obscena,
de algo utópico al destiempo
de la opaquedad sepia del ventanal,
perfume del alma,
fiebre de modular occidental.

Ojala llueva sol

Desde el balcón,
se me hicieron lagrimas los hombros,
pareciera,
que con el ventolin ya no alcanza,
es que nos vamos haciendo viejos,
sin un 82% de consuelo móvil,
(Siempre se hace tarde en la ciudad)
y nos entregamos
a los caprichos del domingo.
Mitre,
es un freezer de cartón,
una popular vacía,
postrada a una cancha
de desierto azul,
sin trapos de gente,
y con frio.
El invierno rosarino,
posta,
que se parece al estrecho de Bering,
que husmea entre tus pies,
porción de mar y faina,
dedo solitario,
que se hincha en un verso amorfo,
fragilidad made in Taiwán,
subversiva en la garganta,
perpleja a un hongo de dudas,
o al tanguito en la ducha,
que comienza su pulgar,
a tiempo con este prosema,
Invierno Porteño,
en mi caso,
invierno Rosareño,
Piazzolla,
realmente hoy
soy la nostalgia viva de tu bandoneón,
acompañado de una taza de café,
las once de la noche,
y de un aire sin azúcar,
bolsillo bolcheansiolitico,
rumoreado por una fugazzetta de humo,
ergo de un cigarrillo de papel.

Pellegrini se abriga
de postergaciones somnolientas a una caricia,
y de cheques rebotados
al banco intervecinal de estufas a kerossene,
en verdad,
hace frio,
ojala llueva sol.

Vos

Vos
Suena la sirena,
hierve el nokia,
de luz celofán
titila la pantalla,
y el mundo se hace silencio,
se exprime en un soliloquio,
se hace naranja huelga,
mis dedos ni hablar,
se boxean entre sí,
porfiados alpinistas,
arman un conventillo
de lupanar para llegar
a el teclado,
hay que transpirar la camiseta
en una botella antes,
¡desbloquear!
mucha presión
de los dirigentes del aire,
mucha paja,
el tiempo no es una plastilina,
sábelo,
no se estira,
todo un coloquio de inquietud,
y el mensajito que espera,
desbloqueo,
meto segunda
después de tercera,
y se presiente,
morfologías de inciensos
onda Janis Joplin ponele,
se resume el abecedario,
y mis cejas dibujan
signos de admiración,
cuando caigo en tus prosas,
Agostina,
es la eyaculación de tus palabras,
el idioma que me baja
de este zoológico de purgatorios.

Suplente

I
Pareciera,
que nuestro verdadero invierno,
siempre fue esperar.
Esperar,
milonguita de albahaca,
libertad vacía,
acordes con simulacro de noche,
y un ticket a cama helada,
contenido manifiesto del embole,
palabra descompuesta,
insolente, muda,
himno maleducado de impaciencia,
eclipse de terciopelo,
incrédula,
austera,
llovizna,
y etcétera,
esperma de carbón,
clima pronosticado
en dos grados bajo silencio,
metonimia dominguera,
esperar,
oh! esperar,
fabrica sintagmática
de caramelos media hora,
hecatombe de villancico lunar
del barrio Ludueña,
slogan sediento
del banco suplente de Chacarita.

II
Acomódate las medias,
y átate la vida
bien a las gambas,
que ahora entras pibe,
ah, no,
para,
mejor espera un poco,
(siempre cinco para el peso)
siempre esperar,
como sol de durazno,
muerte precoz en reposera,
pero espera,
siempre que llovió paro,
tómalo con soda,
hace fila,
y espera en la caja,
pan, vino,
y detergente,
te espero a las nueve.

III

Esperar es tiempo,
tiempo,
hace tiempo,
siempre hizo tiempo,
lo que el tiempo se llevo.
Odiseo,
te quedaste encallado,
en los outlets,
de San Martin y Rioja,
y tardaste tanto,
que han florecido colillas de cigarrillos
en los senos de Penélope.

Trotatiempos,
sos un zarpado,
boyero de hojaldre,
pero te quiero,
verde tiempo,
tiempo que te quiero verde,
y más aun,
si me susurras
otro centímetro de tiempo,
donde se que hay insomnio
de mosquitero,
y pareciera,
que nos quedáramos ciegos
en el adicional;
dale,
anda,
salí,
joga bonito,
juegue al tiempo,
octatiempologo,
que la piel,
no se nos ahogue
antes del chaparrón.














Epica con sabor a pedigree

Epica con sabor a pedigree
Y me la paso en ayuna,
Indeleble, out al reloj,
viéndola,
con medio cuerpo afuera de la cama,
y no hace más que estar echada,
panchadormecida,
en su dieta
voluptuosa de boleros modorreros,
fiel espectadora de la estufa,
aceite babeado,
el color de las sabanas,
te sumergís noctambula,
con destreza de rugbier,
e izas el hocico,
monarca somnífera del una plaza,
no te mueve de ahí,
ni un piquete de la CGT,
ni un parcial de literatura Europea,
ni la lluvia de gatos del tejado,
menos la boleta del gas,
o el diario,
austera a las costumbres de tu raza,
Afrodita arqueóloga del jardín,
verduga gimnasta de animal planet,
y de las macetas de la vieja,
viva,
como serigrafía de rebeldía latina,
prologo volátil,
con restos a huesos,
voraz como Droopy,
y barrilete, espejismo del encanto.


Carlitos parte I (Terminal de San Salvador)

Carlitos parte I (Terminal de San Salvador)
La lucha del norte,
es una estepa impotente,
burlada y manoseada
por el gatillo del hambre,
un pedazo de historieta
a tierra sucia en los pies,
grisáceo e infinito pareciera,

como la ceguera de una bolsa de manos,
que solo manosea otra mano,
individual y por separado.

Carlitos está intentando
dormir el recuerdo
en el rincón de la terminal
de San Salvador,
mascando coca
y conteniendo lagrimas
en su aroma de frio.

Acá llevo en mi mano
tu perfume de polizón,
y tus palabras sencillas,
fermentadas por el vino barato
que te convida la vida,
un artificio desorientado
y con un ojo a medio dormir.

Gonzalo Bugallo
San Salvador, Jujuy.

Tu armagedon es solo un cuento de silencios

Tu armagedon es solo un cuento de silencios
A hielo y brasa,
titila el engrudo de tus noches,
dejándose reposar ilusamente,
en cualquier trampita para conejo,
esas calesitas nocturnas que oxidan
tu cuerpo, y no te dejan salir de la cama,
solemne agitadora del quizás.

Sos una uva Merlot en un vaso de arena,
una entrepierna escondida,
una nauseabunda violencia en off-side,
ergo acople de tu melodía sin alquilar,
por doquier, en los tantos pisos
que garua mi impaciencia.

Tu Armagedón es solo un cuento de silencios,
que no para de hacer billeteras en Retiro,
siempre muda, y con el día ocupado,
nunca llegas al ranchito de palabras,
te vivís quedando en la nada,
martirizando vientos muertos,
o haciendo del futuro tu pasado.

Ya entendí,
soy cartonero de mi suerte.
Prefijo de fijador barato.
Una clase inconclusa de yoga.
Un medio tajo del recuerdo de tu cintura,
escondido para otro mañana en el parque.
Diurna que se olvido de embellecer,
que no tiene jazmín,
pero que florece en Las Flores,

A tono sepia polizona,
el margen del papel,
que ya no inhibe civilizaciones
antañas referidas a la lagrima,
y que solo las grietas que resalta,
cautelosa y libertijinosamente,
son retoricas tocadas en do mayor,
y con días en aroma a tinta.

Entonces, es solo así que el tiempo,
se hace bohemio,
patrón del rumbo de nuestras manos,
y contrae los pasos hacia atrás,
en una constante vidriera
hacia mi debilidad,
tu piel.

Así ya no haya más futuro
juntos en nuestros cuerpos,
ya pario la eternidad
en mi pecho de barro,
y es tu nombre.



Uy! Bolsillo de cartón

Hoy vemos tantas obviedades
Relucirse ante nuestros ojos,
Suponete, te refresco,
La lluvia verborragica de caricias
Que nos contenemos,

Como un conteiner sin futuro,
Pero firme, aislado y divorciado
A un tiempo carente de amor.

Gonzalo Bugallo, Arrecifes ´10.

cajero express

La marginacion
es solo un cliente de nuestro individualismo,
y una cadena de supermercados
multinacional en nuestra sociedad.

Dejemos de alquilar películas de guerra
e impronta de desigualdad,
y que el único conquistador de nuestras vidas
sea el artificio de reír en libertad.

Gonzalo Bugallo
Arrecifes.

Que sea río

Estas cansada,
Y lo pude oír desde mi habitación,
Un Hiroshima de inquietud y frustración
Te hace revisar los bolsillos,
Y no encontras más que una prosa
Maldiciendo nuestro futuro.

Salís de tu casa, cerras la puerta
Con presión y con el fin de ahuyentar
Tu tristeza, de amontonarla dentro del hole,
Esperando volverla a ver a la noche
Para darle de comer, olvidándote de tu perro,
Una vez más.

Caminas por Merlassino,
De la mano con tu invisible,
Y el rodete de tu pelo,
Que no para de insinuar anarquía,
Rogando que el tiempo no se vuelva humano,
Que el atardecer de tu cabello
Sea solo un poema de Goethe.

Te acercas a la Pasarella,
Te detenes por una gota de segundo,
Y pensas en el rio, pensas en lo sumisa
Y liberal que se sentiría tu ropa liviana
Acariciando el pasto, verde natural mystic,
Dejándote inundar el rio Arrecifes en tus pies.

Tus amigas intercambiando flores,
Y vos queriendo hacer trueque con malvón,
Son días que los llenas con el aire,
Con un vaso de cabernet de arroyo,
Con el rastafari glam de enfrente,
O el mp3 gastado de sonar Marley.

Que sea el desagüe de tus lamentos,
Ese techo bilingüe, catarsis de montonero,
Que sea la noche que te hizo guerra,
Mientras apoliyabas en los suburbios de tu sonrisa,
Que sea tu terapeuta verborragico de amor,
Que sea lo que sea, pero que sea en el rio.

Gonzalo Bugallo, Arrecifes 5 de Noviembre de 2010.

Tienes un instante para renacer

Me gusta caminar por la ciudad,

cuando el ruido se echa la siesta,

el artificio de poder encontrarme,

el vicio del alma, la tranquilidad.


Y la lenta sonrisa

que empieza a desprenderse,

agrandándose,

para ser el motivo de epopeya

en los poemas del sol,

en los recuerdos

que cuelgan del cierre de mi mochila,

la carita llena de dudas,

y tiembla como flan al mediodía.


Tenes ese rato,

tan efímero,

rumbeando botellas,

nunca se sabe,

el murciélago de doble turno,

el pálido delator de las estrellas,

el instante para renacer,

sin esa paralitica de humo insoportable,

ese alquitrán barato,

plagiado de los mercaditos de once,

que no sabe otra cosa

que jugar al gallito ciego,

mientras mira la tele.


Boy scout de toppers de lona,

de paseos tácitos,

verborragico del amor,

solitario en las mañanas de fiebre,

admirador y eterno seguidor de la luna,

que calla ante la curiosidad del reloj,

y testigo digital,

de haberte visto comprando el amor

en alguna sucursal de Carrefour.


Me debo subsidiar

un subsidio en este piso,

sin merchandaising del pasado,

ni zumbidos de dios por msn,

solamente caminando

por el barrio las flores,

tal vez,

el porvenir de que me voy a sentir,

como en casa.


Gonzalo Bugallo

-Arrecifes, 19 de Agosto de 2010-

La opereta del caos

La opereta del caos
El techo y desván del caos,
la impotencia de los inocentes,
las cenizas del pasado que reúnen
este polvo del presente,
el alambrado del cual tu mano
se cuelga sobre las instituciones,
reclamando un poco de justicia,
el bisturí del cirujano de turno,
el dramaturgo de la pobreza,
el cartonero que en puente avellaneda
descansa la tristeza,
el colchón del tranza,
la almohada de los funcionarios,
que de nauseabundo color tiñen sus ojos,
para no poderte ver,
para no poderme ver.

El raiting de la inseguridad,
la botella de dolor para beber,
el enemigo de la creencia,
el amigo de la ignorancia,
el sindicato de lo absurdo,
los absurdos sindicatos,
los treinta mil desaparecidos,
los que desaparecieron a treinta mil,
el viaje a Tokio en una hora,
el vende patria,
la Patagonia ajena,
las privatizaciones,
el hambre, la huelga,
la noche de los bastones
o el boleto estudiantil.

A seguir pateando botellas vacías,
la cruel mirada del borracho,
la guerra encontró desde los bares,
las lágrimas de las abuelitas,
y el miedo del frió fue inútil ante la caída,
y los pibes también se cayeron en Malvinas,
todo, nada, nada por todo,
el fusil y el olor a pólvora de la isla,
viajaron a plaza de mayo,
a casa rosada,
bar del borracho,
yuta, botonazo, nazi, hijo del orto,
la verdad de un fracaso nato.

Ahora estoy interpretando
el caos de la noche,
me refugio en la tinta,
y si no fuese en la tinta,
será en tus besos,
si no es en tus besos,
le debo una justificación a este desvelo,
Le debo el alquiler al dueño de acá,
me falta el vuelto,
Que me soles pedir,
el vuelto de amar.

Los ingenuos delirios del muchacho,
(según dicen),
A mi me basta con caminar
por tu marchita sonrisa,
o solamente acompañarte hasta tu cama,
emborracharme en tus brazos,
dejar la soledad
guardada en el placard,
la violencia debajo de tu pijama,
desnudarte entre mis manos,
acariciar tu largo cabello,
besar tus dolores,
hacerte el amor con desenfreno,
hacerte sentir única,
eso planeo.
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